lunes, 20 de mayo de 2019

AQUEL ÚLTIMO SUSURRO
Pesaban muy poco pero aplastaban sueños. Aquellas palabras que él me dedicaba cada día casi sin mirarme, llegaban hasta mí de una forma ágil y dañina. Era su forma de acudir puntual a la cita con la ruina de todo mi ser.  Sin embargo yo no fui capaz de reaccionar a tanta devastación, hasta el día  que acerté a recordar esas últimas palabras que mi madre me susurro mientras se iba para siempre, su mano apretando la mía: “Hija, todos piensan que es la ola la que te ahoga, pero es la gota, una tras otra, la que derriba el muro”.  Y entonces, lo entendí todo.